Los franciscanos en la América Hispana. El legado de los «Doce Apóstoles de México»

Descripción

Pioneros del mestizaje intercultural entre España y América
La llegada a México en 1524 de doce frailes franciscanos procedentes del convento extremeño de Belvís de Monroy, llamados por Hernán Cortés para llevar a cabo la evangelización de los territorios recién incorporados a la Corona, constituye un hito esencial en la larga y fecunda relación entre Extremadura y América. Fue este un episodio más, aunque extraordinario, dentro de las muchas contribuciones protagonizadas por extremeños en una de las gestas que transformaron el curso de la historia universal.
Aquellos doce frailes, inmersos en los ideales de pobreza, humildad y servicio propios de la orden franciscana —valores profundamente arraigados en nuestro territorio—, no solo desempeñaron un papel pionero en la evangelización del nuevo continente, sino que se convirtieron en símbolo del mestizaje intercultural que echó raíces entre España y América. Su agencia fue espiritual, pero también profundamente humana.
Este libro recoge las ponencias y reflexiones académicas expuestas en el Congreso Internacional organizado por la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste y la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, con motivo del V centenario de la llegada de los conocidos como «Doce Apóstoles de México». Con una vocación científica y humanista, el Congreso se propuso revisar e interpretar el legado de aquellos misioneros desde múltiples perspectivas: histórica, jurídica, lingüística, artística, cultural y teológica.
Como exponen diversos capítulos de este volumen, los «Doce Apóstoles», más allá de su misión evangelizadora, fueron adelantados en la defensa de la dignidad humana y de los derechos de los pueblos originarios. Fueron también impulsores de procesos de inculturación: aprendieron las lenguas indígenas, promovieron su conservación y crearon escuelas, favoreciendo un notable legado cultural y arquitectónico.
A través de su acción evangelizadora, aquellos frailes descalzos y humildes fundaron hospitales, conventos, iglesias y centros de formación, siempre con una actitud de protección hacia las comunidades indígenas frente a los abusos de ciertos encomenderos. Su labor integradora quedó plasmada no solo en instituciones sino también en crónicas y textos hoy indispensables para el estudio del México precolombino y colonial. De ellos se conserva un testimonio indeleble de las costumbres, saberes y estructuras sociales de las culturas indígenas.
El Congreso celebrado en octubre de 2024 ha supuesto una contribución relevante en el proceso de revisión y actualización de la memoria compartida entre Extremadura e Iberoamérica. Cumple con ello uno de los objetivos estratégicos del Gobierno de Extremadura: fortalecer, desde una base cultural e histórica, los lazos con América, conscientes de que este legado histórico —lejos de pertenecer únicamente al pasado— tiene plena vigencia en el presente y encierra un potencial incuestionable para el futuro.
Difícilmente puede comprenderse la realidad extremeña —su identidad, sus desafíos, sus oportunidades— sin tener en cuenta su histórica vinculación con América. Nuestros vínculos con el mundo iberoamericano no son vestigios, sino puentes vivos para la cooperación cultural, turística, educativa y económica. Extremadura está legitimada, por su trayectoria y por su geografía del recuerdo, para liderar proyectos de recuperación, reinterpretación y difusión de ese legado común.
En este sentido, el impulso al intercambio académico y cultural entre Extremadura e Iberoamérica ha sido uno de los ejes vertebradores del Congreso. El elevado nivel del elenco de ponentes —procedentes de ambos lados del Atlántico— acredita el alcance y ambición de una iniciativa que refuerza el papel de Extremadura como nodo natural de conexión entre Europa y América. Atraer talento, proyectar el sistema educativo extremeño internacionalmente, fomentar el ´turismo de raíces´ y tejer redes académicas o institucionales iberoamericanas son fines estratégicos a los que contribuyen foros como este.
Por todo ello, es importante que los extremeños asumamos con orgullo y responsabilidad el papel que jugó nuestra tierra en el complejo proceso de encuentro entre dos mundos. Recordar no es lo mismo que glorificar, y reconocer nuestra historia no implica idealizarla, sino comprenderla y utilizarla como base para construir un futuro más justo, más dialogado y más humano.
La descalcez de aquellos frailes no fue un gesto místico, sino una declaración de principios. Su labor, más allá de lo estrictamente espiritual, ayudó a forjar una sociedad mestiza en la que se fundieron pueblos, lenguas y culturas. Este volumen que el lector tiene entre manos no solo da testimonio del éxito académico del Congreso, sino que quiere ser también una contribución al diálogo entre continentes hermanos, unidos por una historia compartida y comprometidos con una cooperación renovada.